miércoles, 14 de noviembre de 2012

La Grandeza del Running

Constantino Ramírez: La edad de oro del running


Empezó a correr a los 67 años, y a los 74 ya ha terminado los cinco maratones más importantes del mundo (Nueva York, Berlín, Londres, Chicago y Boston). Reconoce que el atletismo le ha permitido viajar y vivir un buen número de experiencias que jamás imaginó. Activo e inquieto por naturaleza, su historia es el mejor ejemplo de que nunca es tarde para iniciarse en el mundo del running.
Texto: Fernando Belda.
Constantino Ramírez (Costa para sus amigos y allegados), empezó a correr a los 67 años. Lo más sorprendente de su historia es que hasta entonces no había hecho ningún tipo de deporte, “porque mi actividad laboral no me lo permitía. Eso sí, siempre he sido muy aficionado a la caza y la pesca”, puntualiza. Todo empieza cuando se jubila tras casi medio siglo de trabajo en el sector de la electricidad y las telecomunicaciones: “Entonces pesaba 84 kilos y estaba algo obeso, así que me apunté a un gimnasio para perder peso y mejorar mi estado de forma”.
En 2001 se organiza la primera edición de la Carrera del Arenal -localidad muy cercana a El Hornillo (Ávila), donde tiene sus raíces familiares-, y su hija pequeña le anima a correrla. “Le dije que aunque iba al gimnasio no estaba preparado, y además eso de correr no iba conmigo”, recuerda. Al año siguiente, de nuevo hace caso omiso a la invitación de su hija.  “Pero llega el tercer año, me lo vuelve a decir y ya me toca el amor propio”. La carrera tenía 7,5 kilómetros e incluía algunas subidas que le añadían dureza. Constantino se informa del itinerario y el perfil, y decide empezar a entrenarla  sobre el terreno: “El primer día corría 100 metros, me paraba e iba andando un rato; así fui haciendo todo el recorrido –explica–.  Unos días después, ya pude hacer casi la mitad del recorrido sin parar, y para el día de la prueba ya la había completado corriendo un par de veces”.
El 2 de agosto de 2003, gracias al aliento de dos de sus hijos y de otros amigos, consiguió finalizar su primera carrera: “Llegué reventado, pero llegué”, nos dice. Visto desde la distancia, lo que hizo (correr a su edad sin una preparación previa y sin haber superado un reconocimiento médico) fue una barbaridad.  Entonces fue a hacerse una prueba de esfuerzo al Centro Médico Oberón, donde además de confirmar que se encontraba en buen estado físico, le dieron unas premisas para entrenar. Empezó a hacerlo con mayor regularidad y a apuntarse a otras pruebas de 10 kilómetros. “Siempre preguntaba por las cuestas, porque era lo que más me imponía. Pero al final terminaba todas las carreras”. Poco después cae en sus manos una revista que anunciaba el Medio Maratón de Lisboa de 2004 y decide apuntarse y empezar a prepararlo, aumentando la distancia de sus entrenamientos. Acabó en 2 horas 06 minutos, aunque pagó la novatada por no hidratarse correctamente.

Inquieto por naturaleza, afronta entonces su siguiente reto: el salto al maratón. “Tras correr en Lisboa me apunté al Club de Atletismo Sprint, donde había una doctora que me animaba a correr un maratón. Al principio pensé que era imposible para mí, que eran muchos kilómetros, pero como me insistió pensé que igual tenía posibilidades de acabarlo –nos explica–. Leí un anuncio para correr el Maratón de Nueva York, y contacté con Luis Hita, de Marathinez, para gestionar mi participación. Faltaba casi un año, pero me dijo que me tenía que dar prisa porque las plazas eran limitadas. Casi sin pensármelo me inscribí, con mucha ilusión y atrevimiento”. Se preparó con un plan específico de tres días a la semana, con la idea de terminarlo en  4 horas y media.
Desde entonces, ha corrido ya los cinco maratones más prestigioso del mundo (conocidos como los 5 majors): Nueva York en 2006, Berlín en 2007, Londres y Chicago en 2008, y Boston en 2010: “Además me sirve para viajar. Antes no habría podido hacer esos viajes porque mi situación laboral y económica no me lo permitía. Gracias a haber trabajado tanto durante años y a haber llevado una vida ordenada, me puedo permitir ambas cosas”.
Pero, ¿qué fue lo que le enganchó al running?: “Es una lucha conmigo mismo, un tratar de superarme y ver hasta donde llego –nos responde–.  En los maratones, el sufrimiento va al infinito, y si llegas a meta es gracias a ese espíritu de sacrificio y sufrimiento”. Constantino reconoce que gracias al atletismo ha hecho buenos amigos y ha conocido a gente muy sana. “Y me ha permitido conocer lugares únicos y vivir experiencias muy bonitas –añade–. Jamás pasó por mi imaginación estar corriendo por las calles de Nueva York, o que iba a cenar en el piso 95 de un rascacielos de Chicago, o cuando hace décadas leía historias del Muro de Berlín pensar que con el paso de los años yo iba a transitar como un atleta por donde estaba el Muro”.

Historia de una camiseta

En la actualidad, Constantino –quien tiene seis hijos y nueve nietos– corre tres días a la semana. Si está preparando algún maratón, entre 45 y 100 minutos al día (con algún entrenamiento de 125 minutos, el máximo que le recomiendan); si no lo está preparando, entre 30 minutos y una hora y cuarto. Siempre corre con pulsómetro (“voy pendiente de él en todo momento”) y lleva un registro diario de sus entrenamientos. Además, participa todos los meses en alguna carrera popular de 10 kilómetros o  medio maratón. “Con el tiempo he aprendido a entrenar y la importancia de los estiramientos –nos comenta–.  Llevo dos años sin lesionarme”.
Constantino siempre participa en las carreras con una camiseta muy particular, que no pasa desapercibida.  “Cuando me inscribí al maratón de Nueva York pensé que tenía que hacerme una camiseta que resaltara. Me puse en contacto con una empresa de serigrafía y les dije que quería que se viera una imagen de las murallas de Ávila, donde nací, y los colores de España, porque soy muy español. Además, quería que por detrás pusiera algo de El Hornillo, que es mi pueblo, y también pone Sierra de Gredos. La camiseta causa impacto y gusta mucho”, explica con orgullo. La constancia y la fuerza de voluntad son sus mayores activos a la hora de acometer estos retos: “Soy muy constante en mis entrenamientos. A veces no me apetece, pero me digo: “Costa, tienes que ir”. Ha habido días que a las cinco de la mañana ya estaba dando vueltas a La Vaguada”.
Sus objetivos para 2011 son correr el Maratón de Madrid y volver a disputar el de Nueva York en noviembre, “si la prueba de esfuerzo anual que me hago sigue siendo positiva”. “Mi objetivo no es ganar nada, sino terminar los maratones. Mientras esté bien, seguiré corriéndolos –nos comenta–. Ojalá llegue a los 80 años haciendo maratones; es un reto que me he puesto a mí mismo”. Antes de finalizar quiere dejar un mensaje a todos los que piensan iniciarse en esta maravillosa actividad: “Como siempre digo, nunca es tarde para empezar. Lo que sí les diría, tengan la edad que tengan, es que se sometan a una prueba de esfuerzo, que es fundamental para saber si están capacitados para correr”.

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